Saturday, October 14, 2006

La "Otra" Edad Media

La “Otra” Edad Media

En esta ocasión escribo sobre un libro majestuoso, inolvidable, fundamental, imprescindible, para comprender los días que vivimos en este inseguro comienzo del siglo XXI.
Me refiero a Origins of the European Economy. Communications and Commerce AD300-900, de Michael McCormick- Profesor de Historia en la Harvard University, autor de Eternal Victory: Triumphal Rulership in Late Antiquity, Byzantium, and the Early Medieval West (1986), entre otros, y colaborador de The Cambridge Ancient History, the New Cambridge Medieval History, y The Oxford Dictionary of Byzantium – ISBN 0 521 66102 1, (hardback), (Cambridge University Press, 2005), 1101 páginas.
http://www.cambridge.org/
Un libro maravilloso que comienza advirtiéndonos sobre un mundo mediterráneo “diferente” al que los historiadores imaginaron hasta ahora. Un mundo cuya polución ambiental incita a los investigadores formular hipótesis sobre la producción de metal en el imperio romano, así como barcos hundidos hace siglos emergen desde las profundidades fantasmales abrumándonos con los secretos de una era pensada como oscura. Los arqueólogos hoy trazan los crecimientos y los descensos del intercambio gracias a las toneladas de recipientes de cerámica romanos extraídos de las excavaciones, o por los abrigos de botones de estilo árabe o por las balanzas a través de la Escandinavia de la novena centuria. Un mundo en el cual los coleccionistas de reliquias merovingios escrutaban las urnas bizantinas de Asia Menor, y sus sucesores carolingios enfocaron sus esfuerzos y ansiedad sobre las del levante árabe. Un mundo en el que podíamos hallar una palabra proveniente de una lengua del sudeste asiático en un libro carolingio escrito a 15 kilómetros del Rhin. Durante los mismos años el Papa que dió la bienvenida a Carlos el Grande en Roma también fue quien tiene el crédito de haber ayudado a los obispos de África, y también fue el primero de su época que se comprometió con la orilla opuesta del Mediterráneo. En este mundo, encontramos al mismo aristócrata búlgaro sobre las alturas del Bósforo y en las del Tíber. Comerciantes judíos negocian en ferias de santos europeos y buscan consejos religiosos a sabios rabinos domiciliados en Irak, mientras hombres de negocios musulmanes del medio este, informan sobre el mercado textil de Roma. Conversiones masivas al judaísmo sobre la costa este del Mar Negro, intrigan a investigadores carolingos y enfurecen al emperador Bizantino en Constantinopla. Nosotros espiamos cautivos francos en sus cárceles cerca de Bagdad, y somos deslumbrados en Jerusalem por diecisiete mujeres devotas del imperio de Carlomagno, sirviendo la urna del Santo Sepulcro. Este es un mundo en el que los viajeros cristianos en el Mediterráneo pueden ser observados no a la edad de diez o veinte años sino también a los 100 años. En este mundo, un poderoso abad en Italia central guarda su efectivo en dinares árabes, un Papa adorna las sepulturas de Roma con centenares de metros de seda preciosa, y un comentador bíblico trabajando en las Ardenas habla sobre un dulce árabe que le trajeron unos viajeros. En este mundo también, uno discierne, oscura y esporádicamente, la figura de europeos, encadenados bajando de los Alpes o a través de los Apeninos hacia las siniestras embarcaciones que los llevarán a través del mar. Una vida de esclavitud en África y en el Cercano Oriente espera a esos niños, mujeres y hombres cuyos cuerpos comprarán la primitiva riqueza de la Europa cristiana.
El problema de las transformaciones del mundo mediterráneo, el fin de Roma, y los orígenes de la economía europea ha provocado a los historiadores de todas las especialidades en la mayor parte del siglo XX.
http://www.esf.org/esf_article.php?activity=1&article=174&domain=4
http://www.bbk.ac.uk/study/ce/modules/FFHI135U.html

Pocos de ellos pudieron reconocer pintura bizarra esbozada más arriba pero no por falta de sus esfuerzos. El comercio y la navegación, en particular, ha enardecido el debate entre los historiadores de la Europa temprana recién a partir de la tercer década del siglo , es decir, en los 1920s.
Esta magnífica obra de Michael McCormick abrirá muchas mentes para comprender aquella época y la nuestra en la que estamos viviendo “las nuevas invasiones bárbaras”, en un sentido amplio del término.
http://www.researchmatters.harvard.edu/people.php?people_id=685
http://www.courses.fas.harvard.edu/~history/facultyPage.cgi?id=29
Podemos disfrutar de 40 excelentes mapas entre los cuales se destaca “El crecimiento de las nuevas Rutas entre el 700 y el 900” , en la página 567, en el cual apreciamos claramente la “revolución vikinga” entre los años 830 – 900: La que partiendo de Constantinopla cruza el mar Negro y se interna en el continente pasando por Kiev se dirige al norte hacia Novgorod y Staraya Ladoga con sus ramales al oeste, hacia Birka, Ribe y Escandinavia y Dinamarca y hacia el Este pasando por Beloozero. Es de destacar por su importancia para la emergencia de la Europa del futuro Renacimiento la ruta que partiendo de Constantinopla bordea el Danubio y en sus brazos del sur llega a Venecia y a Tesalónica.
El autor nos muestra cómo se realiza un excelente libro y esto lo podemos averiguar señalando la cantidad de notas “comentadas”, es decir, con varias frases explicativas – una virtud infrecuente en trabajos de esta calidad - que tiene cada uno de los 26 temas. Esta original presentación de las fuentes bibliográficas hace de las mismas un verdadero libro secreto, tanto o más interesante que el impreso en la parte superior de cada página.
Veamos el aspecto cuantitativo de esta innovación destacable, como ejemplo, en algunos de los temas:
Comerce, communications, and the origins of the European economy: Comercio, Comunicaciones y los orígenes de la Economía europea, 43 notas al pie de página.
The end of the ancient world: El Fin del Mundo Antiguo, 61 notas al pie de página.
Late Roman industry: case studies in decline: La última industria romana, necesidad de nuevos estudios, 82 notas al pie de página.
Land and river communications in late antiquity: Comunicaciones por río y por tierra en la última fase de la antigüedad, 71 notas al pie de página.
Sea change in late antiquity: El intercambio por mar en la última parte del Mundo Antiguo, 126 notas al pie de página.
The end of the ancient economy: a provisional balance sheet: El fin de la economía Antigua, un balance provisional, 6 notas al pie de página.
A few western faces: Unas pocas caras occidentales, 55 notas al pie de página.
Two hundred more western envoys and pilgrims: group portrait: Los doscientos grupos peregrinos y de enviados occidentales más importantes, retrato de grupo, 74 notas al pie de página.
Byzantine faces: Rostros bizantinos, 135 notas al pie de página.
Easteners heading west: group portrait; Orientales hacia el oeste, retrato grupal, 57 notas al pie de página.
Traders, slaves, and exiles: Comerciantes, esclavos y exiliados, 119 notas al pie de página.
People on the move: Personas en movimiento, 21 notas al pie de página.
Hagiographical horizons: collecting exotic relics in early medieval France: Horizontes hagiográficos: coleccionando reliquias exóticas en la temprana Francia medieval, 89 notas al pie de página.
“Virtual” coins and communications: Monedas virtuales y comunicaciones, 76 notas al pie de página.
Real money: Arab and Byzantine coins around Carolingian Europe: Moneda Real: Monedas árabes y bizantinas alrededor de la Europa carolingia, 77 notas al pie de página.
En sólo 12 de los capítulos de los 26 que tiene este libro asombroso, contamos 1092 notas al pie de página. Si analizáramos una por una y las comentáramos podríamos escribir un libro completo – cosa que haré con una serie de libros semejantes a éste de la Cambridge University Press, que es un lujo para cualquier aspirante a historiador o a uno que ya comparte el sitial de Heródoto.
Particularmente recomendable es la lectura es el capítulo 6: “Two hundred more western envíos and pilgrims: group portrait”, ya que nos introduce a cualquier comprensión básica y fundamental de los antecedentes de la “opinión pública” que unos siglos más tarde avalarán a las santas cruzadas al oriente cercano.
Exquisito es el apartado número 3 del capítulo 9: “Fictional travelers”: “Viajeros ficcionales” en el cual Michael McCormick nos propone la exploración de un universo oculto, escondido, secreto en tres páginas imperdibles:
“El último grupo de viajeros es , por el contrario, absolutamente confiable. A menudo, la información sobre ellos es ricamente detallada. Nosotros conocemos sus viajes, sus rutas, el grupo étnico al cual pertenecen sus tripulaciones, incluso la velocidad a la cual navegaban sus navíos, o los datos sobre su entrada o su salida un puerto determinado. Hasta ahora, los estudiosos los han ignorado casi por completo, excepto quizás cuando los han usado inadvertidamente. El único problema con estos viajeros ricamente documentados es que ellos… ¡nunca existieron!...
Ellos existen sólo en la ficción. Los historiadores de la primera edad media y de Bizancio han tenido aversión a la ficción producida en ese período. La razón para esa alergia, era histórica: porque la mayor parte de la misma es una mascarada que se hace pasar como historia de una era temprana y que asume la forma de la hagiografía. Compulsivamente, los historiadores de hoy todavía se agobian por asunciones tácitas que surgen al margen de la profunda fe religiosa que dio lugar a la seria investigación hagiográfica en el siglo diecisiete. Conflictos confesionales y la necesidad de defender la fe mediante la eliminación de los falsos santos del culto público de la iglesia católica fueron las fuerzas conductoras detrás del gran emprendimiento investigador de los Bollandistas, el primer instituto de investigación histórica en la historia occidental.
http://en.wikipedia.org/wiki/Bollandist
http://www.kbr.be/~socboll/AnaBoll/anaIss.html
http://www.kbr.be/~socboll/welcome.html
http://www.kbr.be/~socboll/Bollandistes/whatsnew.html
La sola idea de publicar la Vida de los Santos fue rechazada nada menos que por el Cardenal Robert Bellarmine (1542-1621), quien temía que el proyecto resultara antitético con el propio fin de la hagiografía, desde el momento que tales textos “pudieran producir risa antes que edificación” (Aunque él era apologista, veía esto como una objeción secundaria al proyecto, después de su enorme extensión y costo).Tres siglos después, el desdén por las fantásticas “novelas hagiográficas” e “imitaciones” es todavía palpable en el trabajo del mayor de los bollandistas modernos, Hippolyte Delehaye (quien contrasta entre los “poetas” y los “historiadores”). El mayor objetivo de los Bollandistas, el discernir cuáles santos realmente existieron, sólo fue reforzado por el positivismo del siglo diecinueve. Cuando ellos escavaron enérgicamente en una montaña de textos desconocidos, su primer tarea era prioritaria; los textos que no podían superar el exámen histórico critico se revisaban, se condenaban y entonces se olvidaban. Uno puede escasamente culparlos por permanecer fieles a su misión. Las más fantásticas historias de la primera edad media se ubicaban en el pasado, desde la era apostólica hasta las dos centurias precedentes. Investigadores conscientes han rechazado la imagen de la antigüedad que los medievales prepararon. En la limitada bibliografía y en las diferente condición mental de los siglos ocho, nueve o comienzos del diez, los falsificadores piadosos fueron forzados a inventar detalles de los hechos de sus héroes, a menudo de poca importancia para su historia. Para ello, no tenían usualmente mejor fuente que las realidades de su propio tiempo. ¿Debemos reirnos al conocer que un italiano del sur del noveno siglo imaginó que barcos venecianos navegaban a la Alejandría apostólica? Cuando la risa mengua, nosotros reconocemos que, inadvertidamente, la manera en la que la temprana ficción medieval imagina a la antigüedad preserva preciosas verdades sobre la navegación en la era en la cual esa ficción fue escrita. (Las actitudes de los investigadores están cambiando, especialemente por los excelentes y maravillosos textos de
Italia del sur; ver por ejemplo: Longo A.A. 1990 “Siracusa e Taormina nell’agiografía iconoclasta”, Revista di studi bizantini e neoellenici n.s. 27 (1991): 33-54; Stallman, C.J. 1990, “The Past in hagiographic texts: S. Marcian of Syracuse”, Reading the Past in Late Antiquity, ed. G. Clarke, Singapore, pp. 347-65; Auzépy, M. F. 1992, “L’analyse littéraire et l’historien: l’exemple des vies de saints iconoclastas”, Byzantinoslavica (Prague, 1929) 53: 57-67; McCormick, M. “The Imperial edge: Italo-Byzantine identity, movement and integration, A.D. 650-950”, en Ahrweiler, H. and Laiou, A. (eds.) 1998, Studies on the Internal Diaspora of the Byzantine Empire, Washington, DC., pp. 17-52; Philippart, G. “L’hagiographie sicilienne dans le cadre de l’hagiographie de l’Occident”, en La Sicilia nella tarda antichitá e nell’alto medioevo, ed. R. Barcellona y S. Pricoco, Soveria Mannelli). Los mismos anacronismos que demostraban su nulidad a los ojos de los primitivos estudiosos son, precisamente, los que hacen a estas novelas históricas tan preciosas para nosotros. Y que no debemos temer volver a la ficción para establecer el hecho. Detalles inventados por los Actos de St. Pancratius del siglo octavo o los Hechos de Dagobert del siglo nueve pueden arrojar más de un rayo de luz sobre nuestro amplio tema. Cuatro novelas hagiográficas italianas en particular proveen rica información sobre comunicaciones. La Vida de St. Leucius de Brindisi llegó de Apulia y está fechada en las postrimerías del siglo 9 o comienzos del 10. (V. Leucci, Biblioteca hagiographica latina, 4894, 4894b. Lanzoni, F. 1927, Le diocesi d’Italia dalle origini al principio del secolo VII (an. 604),2nd edn, Studi e testi, 35 (bis), Vatican City, I:306-8, la fecha entre el siglo 8 y el 10 dado que Brindisi en ningún momento es descripta como subordinada a Roma. De hecho, debería ser puesta en el año 828, dado que en la página 363 se menciona que las reliquias de San Marcos fueron trasladadas a Venecia. Este trabajo está preservado en Monte Cassino, Archivio della Badia. Lowe - Loew - , E. A. and Brown, V. 1980, The Beneventan Script, 2nd edn, Rome). Este escrito detalla los viajes imaginarios del apóstol alrededor del Mediterráneo e inventa los primeros navíos cristianos desde Venecia. La Pasión Griega de St. Nicon pinta un vívido cuadro de un ejército “romano” pagano defendiendo un Nápoles fortificado, preparado para la batalla contra los asaltos bárbaros. Su héroe invoca a Cristo y milagrosamente mata a 180 soldados enemigos antes de abordar un barco para buscar una guía espiritual en Constantinopla. Al final, él regresa a Italia, donde muere como mártir en Taormina. Otros preciosos datos llegan a nosotros desde la vida de Leo, obispo de Catania, escrita en el siglo nueve donde él fue venerado y que narra las batallas del santo contra un hechicero diabólico. Pero el premio es la Vida de St. Gregory de Agrigento, supuestamente escrita por un abad “Leontius” – un arcaizante nombre en el siglo noveno – de la abadía de St. Sabbas en Roma. Quien pretende que está escribiendo sobre “los tiempos más recientes” y que el emperador Justiniano es su contemporáneo. De hecho, fue compuesta en un griego hablado en Roma, por alguien que presumiblemente llegó desde la región de Agrigento y deseaba sostener la veneración del santo de su terruño. El autor muestra gran familiaridad con ambos lugares. Él combina personalidades de los siglos cuatro y seis alrededor de una figura del siglo sexto. De gran interés para nosotros es que el autor incluye en la novela detalles sobre los viajes alrededor del Mediterráneo: datos de la navegación, extensión de los viajes, rutas y cosas por el estilo.
Naturalmente, ninguno de los viajes descritos por esos romances históricos han sido directamente incorporados en nuestra base de datos global de las comunicaciones. Aunque ellos reflejan viajes reales, lo hacen indirectamente. Por supuesto, siempre es posible que los autores de esos romances hagiográficos inventen los detalles de la vida cotidiana que se deslizan dentro de sus narrativas. Dejando de lado al milagro impar y obvio, un escrutinio cercano de estos detalles muestra que ellos se cohesionan fácilmente con los que pueden deducirse de las fuentes históricas de naturaleza más convencional. Pero para protegernos contra modelos de confuso fundamentos con específicos e históricamente confirmados movimientos, siempre he segregado los nuevos datos derivados de la ficción maravillosa de la temprana edad media, para que el lector pueda compararlos fácilmente con el material de carácter indubitable. Éstos son entonces los viajeros de quienes nosotros sabemos menos, o a quienes los estudiosos, hasta aquí, les han prestado menos atención. Cuando evaluamos las comunicaciones en el Mediterráneo al comienzo del medioevo es esencial saber lo que no sabemos. Esa ignorancia ya no debe extenderse a la valiosa información brindada, inadvertidamente, por los novelistas y los escritores griegos de la Italia medieval temprana. Comerciantes y esclavos no son los más masivamente documentados de los viajeros medievales tempranos. Pero la misma irregularidad y anonimato con que ellos aparecen en las fuentes, en contraste con la abundancia relativa de nombres y otros detalles sobre los más grandes individuos quiénes viajaron bajo la compulsión política o incursionaban a las órdenes del rey, confirma que nosotros estamos acertados en el atribuir el abandono relativo de comerciantes y su naturaleza bárbara (goda) a las estructuras sociales que se filtraba en la imaginación histórica de los autores medievales tempranos. Y, aunque ellos pueden ser menos abundantes, comerciantes y esclavos, eran documentados. Ellos hacen una contribución fundamental a nuestros datos globales sobre las comunicaciones y viajes. Pero ellos también harán mucho más: al final nos ayudarán a entender los datos que ellos mismos nos ayudan abrir”.
Es tan bueno este libro que una verdadera reseña es aquella que lo ofrece al lector desde la primer hasta la última frase, pero, nos quedamos con las ganas y antes del final nos referiremos a uno de sus apéndices, el número 4 : “A register of Mediterranean communications, 700-900”: “Un registro de las comunicaciones mediterráneas, 700-900”, sencillamente imprescindible para quienes estamos preocupados por la relación entre la actual globalización y la caída – o transformación – del Imperio Romano.
Este registro es el resultado de un análisis prosopográfico que dará – es de esperar que así suceda – lugar a mejores y más completos estudios sobre el problema de las comunicaciones en el Mediterráneo medieval temprano”.
Son 828 “noticias” dignas de un gran titular en los mejores periódicos actuales del mundo y que nos permitirían comprender la naturaleza exacta de las que hoy podemos denominar “las nuevas invasiones bárbaras” y que están conformadas por los grandes movimientos interregionales, internacionales e intercontinentales de millones de migrantes que buscan un destino mejor para ellos o sus familias y nutren el complejo universo de las relaciones multiculturales.
Veamos algunas de ellas:
2 – Septiembre del año 619, viaje Roma-Ascalon-Jerusalem. Sophronius ha traído el cadáver de John Moschos hacia su hogar en el Levante, para enterrarlo en el Sinaí. Asaltantes y saqueadores sarracenos hicieron esa misión imposible, así que él se dirigió a Jerusalem donde llegó al comienzo de la indicción 8: Prólogo anónimo a la Patrum spirituale.
¿No es esta una noticia maravillosa? Imaginar ese viaje con el amigo muerto y con el marco de los ataques sarracenos, viajando desde la Roma que ya no era “cabeza imperial” hacia una de las orillas del mare nostrum es un ejercicio digno de un gran guionista de Hollywood o Cinecitá.
23 – c.660/8 Africa-Constantinopla-Africa. Un africano viajó a Constantinopla para conseguir una cura para los testículos de su hijo. Miracula Artemii. ( F. Halkin, Bibliotheca hagiographica graeca, 173), 4, 4.19-5.16
24 – c. 660/8, Constantinopla-Galia-Constantinopla. A bordo de una nave de Constantinopla en un viaje mercantil, St. Artemius curó los testículos de su carpintero, quién había hecho los ajustes de madera para la urna del santo, en el medio de la noche, en el mar, cuando se acercaban a las Galias, sus reparaciones de la nave permitieron un viaje seguro y excelentes ganancias por las operaciones comerciales realizadas. Miracula Artemii. ( F. Halkin, Bibliotheca hagiographica graeca, 173), 27,39.8-40.21
¿Seguimos con las palabras o vamos a los hechos?
Nada hay superior a la lectura de un muy buen libro.
La Cambridge University Press espera nuestro pedido.
http://users.ox.ac.uk/~prosop/
http://users.ox.ac.uk/~prosop/prosopdefinition.htm

Guillermo Compte Cathcart

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