Saturday, December 30, 2006

Desde la Antigüedad Clásica hacia la Edad Media

Desde la Antigüedad Clásica hacia la Edad Media

“El propósito de este libro es examinar uno de los más dramáticos cambios en la vida urbana italiana que ocurrió entre los tiempos clásicos y los primeros años del medioevo: el abandono de los monumentos romanos seculares y la aparición de una nueva tradición cristiana de construcción de edificios públicos” – así comienza este excitante libro de la Oxford University Press: From Classical Antiquity to the Middle Ages. Urban Public Building in Northern and Central Italy AD 300-850, de Bryan Ward-Perkins, ISBN 0-19-821898-2, (2002).
El Capítulo “El Período Clásico” (The Classical Period) comienza con la frase: “La mayoría de las construcciones públicas en Italia del período anterior al 300 fueron levantadas y , cuando era necesario, reparadas, con dinero privado donado”.
Si buscamos en el Index, encontraremos muchos “militantes del imperio”, es decir, hombres y mujeres que hicieron algo para mantener o transformar al imperio romano.
Veamos sus nombres: Wuidelinda (fundadora de un monasterio en Milán) 57; Valila (fundador de S. Andrea en Catabarbara, Roma) 240; Theodotus (donador de frescos para la capilla de S. María Antiqua, Roma) 81, 240; Theuderata (fundador de S. Pietro, Benevento) 54; Theodotus (fundador de S. Angelo en Pescheria, Roma) 240.
En la página 240 tenemos un tesoro escondido, digno de ser rescatado del olvido, merecedor del primer plano de la atención brindada por un lector atento y agradecido por compartir la aventura de comprender la evolución del Imperio Romano.
Visitemos esa página 240:
Flavius Constantius Felix y su esposa Padusia donaron los mosaicos para el ábside de San Giovanni en Luterano ente el 428 y el 430.
El Obispo Peter de Illyria construyó S. Sabina entre el 422 y el 432.
Marinianus, prefecto pretorio de Italia y su esposa, Anastasia, decoraron la fachada de San Pedro con mosaicos, en el pontificado de Leo I (440 – 461).
Demetria Anicia construyó San Stefano en Vía Latina durante el pontificado de Leo I (440 – 461).
El magíster militum Ricimer construyó la iglesia ariana de S. Agata dei Goti (459/70).
El Godo Valila dispuso en su testamento el dinero para la transformación de la Basílica de Junius Bassus en la iglesia de S. Andreaen Catabarbara que fue llevado a cabo por el Papa Simplicius (468 – 83).
Attica, esposa de Magnus Felix construyó la capilla adyacente a la iglesia de S. Lorengo en Damasus.
Gallus, probablemente Rufus Viventius Gallus, praefectus urbi, decoró parte de San Pedro, durante la mitad del siglo V.
Mercurius – posteriormente el Papa Juan II – párroco titular de S. Clemente construyó un altar y probablemente un ciborio en su iglesia, durante el pontificado de Hormisdas (514 – 523).
Belisarius construyó un xenodochium (una hostería) en Roma, actualmente Santa María de Trevi, en el pontificado de Vigilius (537 – 55).
Como vemos, este libro es una verdadera caja de Pandora: tenemos acceso a la “otra” historia del tránsito de la edad antigua a la medieval.
Especialmente intrigante es el capítulo 5: “The End of the Temples” (el Fin de los Templos) en el cual conocemos la lenta y paulatina destrucción y/o conversión de los antiguos templos paganos en las nuevas iglesias de la nueva religión imperial: el cristianismo.
Leyendo esta nueva creación de la Oxford University Press se comprende mejor la naturaleza “viviente” de las paredes, esas que se cierran sobre los fugitivos en los callejones cercanos al puerto en los endemoniados sonetos de Lovecraft cuando describe las angustias de alguien que se robó un libro prohibido en una librería de los horrores.
Guillermo Compte Cathcart

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